Una vida de aprendizaje a través del Colegio
En la historia, y en los años del colegio Campoalto, tenemos vivencias de muchos antiguos alumnos que llevaron, post egreso, las enseñanzas, los valores y las amistades forjadas dentro de estas paredes. Uno de esos testimonios es de Mariano Pointis, de la promoción 2001, quien proviene de una familia de 8 hermanos, 6 varones y 2 mujeres, todos egresados de los colegios de APEI.
Casado hace 15 años con Marian Villasanti, egresada de Las Almenas, con quien formó una familia de 5 hijos, tiene claro que sus años de estudiante le forjaron, y le formaron como una persona de bien, padre responsable, marido, profesional y con una clara misión en la vida: transmitir a su familia lo que aprendió en su juventud. Abogado y escribano, se dedica actualmente al comercio, acá nos deja su valioso testimonio de vida.
“Yo llegué a Paraguay en el año 97 (es argentino), para el segundo curso (de la época), venia de un colegio similar en Montevideo, tuve la fortuna de conocer a Pablo Pratmarsó (fundador del Colegio) y tomar clases de química con él, en años en los que el Colegio era muy diferente a lo que es hoy, éramos bastante menos, la cancha de tierra, no estaba el poli, pero desde que llegué, me sentí cómodo, encontré muy buenos amigos, que por mas de que era nuevo, me hicieron sentir muy bien, parecían amistades de muchos años”, recuerda Mariano.
Señala que los valores inculcados en Campoalto le llegaron profundamente, busca inculcarlos a sus hijos, en las amistades, y en la familia. “Siempre trato de vivir con esos valores, además, vengo de una buena familia que también me inculcó esos mismos valores que el Colegio nos dio; estoy agradecido con ellos (sus padres) por haberme anotado acá (en el Campoalto), forjé mi carácter, hice mis mejores amistades y también, a través de ello, conocí a mi esposa”, expresa el antiguo alumno.
Resalta Mariano, que su promoción siempre estuvo relacionada a Campoalto, con compañeros que una vez egresados, ya trabajaron como profesores, otros optaron por inscribir a sus hijos en el Colegio, así que el vínculo permanece. “Sin ir más lejos, el actual director es antiguo alumno, compañero mío, y pienso que, de cierta manera, lo que el Colegio nos dejó, esos valores, hace que siempre, de alguna forma, volvamos”, subraya.
Por otro lado, el vínculo, no solamente con Campoalto, sino con APEI, se solidificó con los años, ya que, tanto Mariano, como su esposa fueron protagonistas de la expansión de los colegios hacia San Lorenzo. “Mi primer hijo nació en el año 2009, entró en el 2011 en Las Almenitas Villa Morra, y en el 2012 abrió Almenitas Norte, y ahí nos llamaron porque tanto Marian como yo, somos personas que conocemos los principios e ideales de los colegios (Campoalto y Las Almenas), nos contaron el proyecto que había (Almenitas Norte) y nos sumamos”, recuerda. Ya en el año 2014, su hijo Tomás estaba terminando el preescolar, y de vuelta les llaman para comentarles del proyecto de abrir un colegio de primaria, Torrefuerte, y que les gustaría contar con ellos como unas de las primeras familias. “Aceptamos el desafío, sabíamos que no iba a ser fácil, una de mis preocupaciones era encontrar familias como las que tenemos en Campoalto y Las Almenas, familias de bien, con valores, y nos llevamos la grata sorpresa de encontrarnos con muchas”.
Finalmente, Torrefuerte abrió en el 2015, con Mariano y su familia, como una de las 3 primeras incorporaciones. “En la primera reunión estábamos solo 3 (familias), yo estaba esperando que lleguen más, pero me dicen que somos todos, fue un reto, pero en poco tiempo nos fuimos contagiando de entusiasmo, y acá estamos, al día de hoy, el colegio cuenta con casi 200 alumnos”, nos comenta.
Mariano señala que siempre se sintió muy cómodo con las amistades del Colegio, el hecho de provenir de una familia numerosa, o tener amigos de familias más pequeñas, le ayudo a darse cuenta que todas (las familias) buscaban algo en común. “Porqué a pesar de ser de distintas familias, te das cuenta que nuestros padres nos inculcaban y educaban de la misma manera, las mismas enseñanzas, entonces cuando íbamos de casa en casa, nos sentíamos realmente muy bien”, expresa.
Las añoranzas son parte de la vida, pero señala Mariano que son añoranzas buenas, y que siempre vuelven al lugar donde fueron felices. “Como dije en el anuario, no es una despedida, no se podrán librar tan fácilmente de mí (ríe), y dicho y hecho, las vueltas de la vida y las situaciones hacen que siempre estemos pegados a los colegios, nos juntamos para el fútbol, el torneo Inter APEI, representando ahora a Torrefuerte, y acá nos vemos con papás que eran alumnos en mi época, tengo dos ahijados y sobrinos en Campoalto, conozco aún a los profesores, es lindo realmente”. Agrega, que sería genial alguna vez volver al salón de clases y disfrutar de esos momentos. “Decimos con los compañeros que tenemos muchas ganas de volver a clases, divertirnos, disfrutar de esos momentos, porque no tienen precio, mantener esos recuerdos, las relaciones de amistad, los valores y las enseñanzas hacen que siempre volvamos a este lugar en donde fuimos tan felices”, acota con mucha emoción Mariano.
Para cerrar la nota, comenta que algo que lo ayudó mucho, al ser un chico “revoltoso”, pero que mejoró con los años, fue el trabajo individual desarrollado en el Colegio con cada alumno. “Las tutorías, la preceptoría, el acompañamiento en la institución, como logra sacar lo mejor de cada uno, trabajan en tus defectos, en tus virtudes, te ayudan a mejorar, el fuerte involucramiento familiar es también fundamental, las charlas para padres, talleres y entrevistas, son muy importantes, porque nadie nace sabiendo ser padres, y Campoalto te ayuda a dar lo mejor para tus hijos”, finaliza Mariano.