Un lindo desafío

Recientemente, el Colegio Campoalto vivió un cambio significativo: el ahora exdirector general, profesor Blas Ortiz, emprendió un nuevo capítulo profesional en Nueva Zelanda, dejando el cargo en manos del profesor Vicente Viveros Argüello, quien cuenta con una amplia trayectoria dentro de la institución. Conversamos con él para conocer más sobre su formación, sus expectativas y los anhelos que lo acompañan en esta nueva etapa.

El nuevo director general, oriundo del departamento de Caazapá, posee una sólida formación académica que respalda su labor. “Tengo una formación académica de profesor en Educación Escolar Básica, una licenciatura en Letras, además de la carrera de Derecho por la Universidad Nacional de Asunción y un posgrado en Educación Superior por la Universidad Católica”, señala.

Con una mezcla de orgullo y emoción, recuerda su recorrido en el colegio. “Pasé por varias etapas en Campoalto: fui docente, encargado, tutor, catedrático, y finalmente llegué a ser director general”. También nos cuenta cómo comenzó su historia con la institución. “Llegué a Campoalto por esas casualidades de la vida en mayo del año 2002. En aquel entonces, el colegio necesitaba un profesor reemplazante, ya que un querido docente, el profesor José Luis Vega, de 6.º grado, debía dejar el trabajo para ejercer su profesión de abogado. Mediante un amigo en común, hicimos contacto, y desde ese momento estoy aquí”, recuerda.

Sobre lo que implica este nuevo desafío, comenta que, a nivel familiar, representa un cambio importante, ya que el trabajo demandará más tiempo, aunque no descuidará ese aspecto. “Siempre uno necesita estar cerca y sentirse acompañado por su familia”, expresa. En el plano profesional, considera este nombramiento un logro muy significativo. “Me pone muy contento que cuenten conmigo para un trabajo tan importante. Que me den su confianza me genera emoción y responsabilidad a la vez, porque para conducir bien este barco llamado Campoalto se requiere de la mayor atención y dedicación”.

En cuanto al proceso de cambio, menciona que fue algo rápido y sorpresivo. “El profesor Blas nos comunicó su salida por un proyecto grande en el extranjero. Comenzamos a hablar con el consejo del colegio y de APEI; me hicieron la propuesta, pedí un poco de tiempo para pensarlo y finalmente acepté el cargo. Fue una transición muy buena, con el tiempo necesario para realizar los traspasos correspondientes. Mención especial al querido Blas, que se ocupó de que todo se haga de manera amena y agradable”.

Al reflexionar sobre lo que significa la docencia, el profesor Vicente lo resume en pocas palabras: “Es un estilo de vida”. Y agrega: “Si uno no siente en el alma el hecho de ser docente, le va a costar este trabajo. Pero si lleva la docencia en el alma, este es un trabajo hermoso, divertido y gratificante, que deja sabores agradables en las personas”.

Para cerrar, deja un mensaje a toda la comunidad educativa. “A las familias del colegio les pido que siempre estemos unidos, que trabajemos con confianza y que sepan que el Colegio Campoalto es la casa de toda la comunidad educativa. Serán siempre bien recibidos y escuchados. El colegio es un lugar para las personas”, concluye.