San Josemaría, inspiración para toda la formación en Campoalto
La figura de San Josemaría Escrivá inspira profundamente la formación humana, espiritual, doctrinal y religiosa que llevamos adelante en nuestro Colegio. La Semana de San Josemaría es un momento muy significativo para toda la comunidad educativa: días en los que recordamos su vida, su obra y sus enseñanzas, que han dejado huella en tantas personas. En Campoalto, muchos docentes viven su vocación honrando ese legado.
Uno de ellos es el querido profesor Ricardo Colman, quien comenzó su camino en nuestra institución en 1987, primero con una pasantía hasta 1998, y luego retomó su labor docente en 2015, continuando hasta hoy.
Al recordar sus inicios, destaca la importancia que San Josemaría tuvo en su vida. “Toda mi formación cristiana la recibí al abrigo de los centros del Opus Dei. También en mi vida profesional su presencia ha sido clave, ya que esta institución educativa en la que trabajo desde hace tantos años, salió adelante gracias al impulso de San Josemaría, fue él quien inspiró toda la formación integral que se vive en el Colegio”, reflexiona.
Para el profesor Colman, actual Director de Orientación, el valor central que San Josemaría promovió fue la santificación a través del trabajo ordinario: “santificarse en el trabajo y santificar a los demás”. “Eso lo recibimos a través del fundador de Campoalto, Pablo Pratmarsó, quien nos transmitió esa doctrina cuando éramos jóvenes maestros, recién iniciados en la docencia. El cuidado por los pequeños detalles, hacer bien el trabajo, ofrecerlo a Dios”, señala.
En el ideario del Colegio están presentes valores que San Josemaría vivió intensamente y promovía como medio para cumplir la voluntad de Dios: la humildad, la sinceridad, la lealtad, la fortaleza y la laboriosidad. “Estos elementos forman parte de nuestro plan de formación, y buscamos transmitir esa herencia a los alumnos, para que lleguen a ser cristianos cabales, personas útiles a la sociedad, y que puedan formar hogares luminosos y alegres, como decía San Josemaría”, subraya el docente.
En cuanto a la formación de los alumnos, reconoce que atraviesan la compleja etapa de la adolescencia, pero destaca cómo, con el tiempo, van consolidando una personalidad firme, apoyada en los valores adquiridos. “Crecen y toman mayor conciencia de la importancia de las virtudes que se les inculcó en Campoalto y procuran vivirlas, especialmente cuando asumen responsabilidades en la vida profesional y familiar”, comenta.
El profesor Colman también valora profundamente el vínculo que muchos egresados mantienen con Campoalto. “Muchos inscriben a sus hijos aquí porque desean que reciban la misma formación que ellos tuvieron, también nos alegra ver a tantos antiguos alumnos que hoy son parte del equipo docente, ya formados con el espíritu y la visión educativa de San Josemaría”.
Para cerrar la nota, destaca que toda la comunidad educativa vive, de forma natural, los valores que San Josemaría inculcó. “Se bendice la mesa, se realizan romerías, se honra a la Virgen, se promueve una relación sana y afectuosa entre padres e hijos, lo cual era un rasgo muy propio de San Josemaría. Además, contamos con diversas actividades formativas para los padres, que también son reflejo de ese legado”, concluye.

