El saludo del Papa Francisco: una experiencia inolvidable para Carlos

Carlos Cabrera, un joven estudiante de 3º de la media con énfasis en Ciencias Sociales, fue uno de los afortunados en participar en la histórica visita del Papa Francisco a nuestro país, en julio de 2015. A través de esta entrevista, nos cuenta con emoción y nostalgia cómo vivió uno de los momentos más significativos de su vida: el saludo del Sumo Pontífice en el aeropuerto, una experiencia que aún le marca profundamente.


“Estábamos formando una fila para despedir al Papa en el aeropuerto, y en ese instante tuve la oportunidad de acercarme y darle la mano”, recuerda Carlos, conmovido. Aquella jornada, marcada por la alegría y la emoción de poder estar cerca del Papa, es un recuerdo que revive con cariño y gratitud. “Fue algo muy emocionante y gratificante a la vez. Con mis compañeros compartíamos la alegría de tener al Papa tan cerca, es un momento que recordaré siempre”, comenta Carlos.


Una experiencia irrepetible
Finalizando su etapa escolar, Carlos reflexiona sobre el privilegio de haber sido seleccionado para formar parte del “cordón humano” que recibió al Papa. “No creo que se vuelva a repetir. Soy una de las pocas personas que tuvo la dicha de vivir algo así”, afirma el joven. Rememora también cómo fue la convocatoria para este evento especial. “Hubo avisos para nuestros padres y, finalmente, fuimos un grupo del colegio al aeropuerto, fue una experiencia con mucho espíritu de hermandad y entusiasmo”, añade.

El final de una etapa y los aprendizajes de vida
Con la graduación cada vez más cerca, Carlos expresa una mezcla de ansiedad y nostalgia. “Estos últimos meses en el colegio han sido un cúmulo de emociones. Me da tristeza despedirme de algunos compañeros con quienes compartí 13 años, aunque tal vez volvamos a vernos, ya no será lo mismo”, declara con cierto aire de añoranza. Este largo recorrido, señala, le ha dejado una herencia valiosa de valores y aprendizajes que lleva con orgullo.

“Lo más importante que me llevo del colegio son los valores que me inculcaron: la prudencia, la honestidad y el deseo de ser mejor persona día a día, como nos decía San Josemaría”, expresa Carlos, resaltando que estos principios guiarán sus pasos en el futuro.

Nuevos horizontes y un mensaje de inspiración
Con los ojos puestos en el futuro, Carlos se muestra ilusionado por las metas que desea alcanzar. “Me gustaría estudiar Derecho y Relaciones Internacionales, ambas carreras me apasionan y sé que con esfuerzo y sacrificio lograré lo que me proponga”. Además, comenta que muchos de sus compañeros tienen planes similares, por lo que espera reencontrarse con ellos en los pasillos de la universidad.

Para finalizar, Carlos deja un mensaje inspirador para los estudiantes: “que se esfuercen siempre, que no bajen los brazos. Mi promoción tiene un lema: el que se conforma con la mediocridad nunca aspira a la grandeza. Que no se dejen influenciar, que sean auténticos y únicos”, concluye, motivando a quienes aún recorren el camino escolar.

La historia de Carlos es un ejemplo de cómo una experiencia única puede marcar una vida entera, y cómo los valores y la dedicación pueden convertirse en una brújula en el viaje hacia el futuro.