Campamentos Padres e Hijos: una tradición que fortalece vínculos y deja enseñanzas
En esta nota te contamos más sobre los Campamentos Padres e Hijos, una de las actividades más significativas del calendario escolar de Campoalto. Esta experiencia fomenta la unión familiar, fortalece vínculos afectivos y deja recuerdos imborrables en quienes participan. Para conocer más de cerca esta tradición, conversamos con el Profesor de Educación Artística y Coordinador del Campamento, Cristhian Villalba, quien compartió su testimonio y reflexiones.
“El campamento ya tiene sus años, y sirve para crear vínculos entre padres e hijos. Es un acontecimiento único y especial, donde los propios protagonistas aguardan con ansias la fecha, porque conviven entre sí y disfrutan intensamente cada momento durante el fin de semana”, comienza diciendo el Prof. Cristhian.
Además del disfrute, la actividad responde a un propósito pedagógico muy claro, según nos comenta. “Buscamos principalmente alcanzar objetivos formativos, especialmente la creación de vínculos afectivos entre padre e hijo, que el campamento quede grabado en la mente y en el corazón de ambos”, señala.
Los campamentos van desde el primer hasta el quinto grado, e involucran a ambas secciones, A y B, acompañadas por sus docentes y, por supuesto, los padres. “Ese fin de semana es muy importante porque ofrece un espacio de diálogo, de conocimiento mutuo, de compartir desafíos físicos y de vivir momentos únicos. Se trata de conocerse más profundamente”, resalta el coordinador.
Las salidas suelen realizarse entre los meses de marzo y abril, marcando simbólicamente el inicio de las actividades escolares. “Es como una de las primeras experiencias significativas del año, que involucra tanto a alumnos como a sus padres”, puntualiza.
Valores, desafíos y espiritualidad
El campamento está profundamente vinculado a los valores del Campoalto. “Los valores del Colegio se integran muy bien en el campamento. Por ejemplo, fomentamos el esfuerzo físico, el trabajo en equipo y la sana competencia, organizamos a los chicos en grupos —lobos, pumas, halcones y leones— mezclando las secciones A y B para promover la integración”, explica el profesor.
Las jornadas incluyen dinámicas físicas, momentos de reflexión y espacios para la espiritualidad. “Durante los juegos se ve la disciplina, el compromiso y el esfuerzo de cada equipo. Luego pasamos a lo espiritual, con dinámicas especialmente diseñadas para que padres e hijos se comuniquen de forma íntima y sincera. También celebramos juntos la misa dominical, presidida por el Capellán del Colegio”.
Para cerrar, el Prof. Cristhian comparte una reflexión cargada de sentimiento. “Como persona, como docente y como coordinador, me llena de satisfacción ver cómo los padres se dan ese tiempo que, por la rutina, muchas veces no pueden dedicar a sus hijos. Me gusta saber que contribuyo, aunque sea un poco, a esa unión tan especial, eso deja una huella tanto en mí como en cada participante”, expresa.
Refiera, además, y a modo personal, que esta es una de las actividades más importantes del Campoalto. “Involucra a los chicos con sus padres, los conecta con la naturaleza, con Dios y entre ellos. Ver cómo se preparan desde el viernes, cómo viven esa experiencia, y cómo año tras año tenemos una participación del 90% o más… eso nos anima a seguir”, concluye con orgullo.




